Por Gabriel Alós Sala, Director TV Mundo
En los días de guardar de la Semana Santa
reciente, hice el tiempo para leer algo
de lo mucho que tengo pendiente, al fin
que salsa, mambo y capoeira ya sé bailarlos, mientras que el rezo y los
hipócritas actos de contrición no se me
dan; soy ateo y anticlerical, a Dios
gracias. Dios no es templos, mezquitas,
iglesias y clero político. Dios y Jesús son luz y verdad.
Asumo la posible consecuencia de mis actos, por el hecho de hacer eco con las ideas de José Adolfo Ibinarriaga y Roberto Trad Hasbun, tanto como los derechos de Editorial Grijalbo. Expongo al criterio de mis 70 mil 14 lectores algunas consideraciones del libro “El Arte de la Guerra Electoral”, en el entendido de que quizá no esté al alcance de algunos o muchos veracruzanos, pero que tienen derecho a conocer algo de la verdad electoral de la guerra que se libró en 2010.
Dice el impreso que es una guía esencial para entender cómo funciona una
campaña política.
Si mis amables lectores tienen medios para adquirirlo y estudiarlo,
háganlo y si algunos de los candidatos de todos los partidos políticos son sus
amigos regálenselo, claro siempre y cuando sepan leer. Les harán un bien.
Que sea uno de los tres libros que
marquen la vida de los candidatos. Digo.
Prologado por Rubén Aguilar
Valenzuela, los autores narran entre otras cosas los secretos para hacer
campañas ganadoras, aunque no necesariamente los candidatos resulten triunfadores y si ellos son
contratados para posicionar a candidatos hasta ahí llega su trabajo, la demás
resultante es multifactorial.
En el caso específico de la elección
gubernamental de Julio de 2010 en
Veracruz la batalla escenificada entre el candidato panista Miguel Ángel Yunes
Linares contra el gobernador priista Fidel Herrera Beltrán, ojo, no contra el
candidato priista Javier Duarte de Ochoa, a quien se ignoró de inicio ¿o
todavía?. Miguel y Fidel, dos locomotoras en colisión dieron pie a la parte final del capítulo III.
“Campañas que se ganan, elecciones que
se pierden. Miguel Ángel Yunes”.
Los autores, Directores del Instituto de Artes
y Oficios para la Comunicación Estratégica plasman que como consultores a favor de MAYL
tenían enfrente un escenario con intención de voto azul “poco favorable para él
y muy favorable para el PRI “que de haberse llevado la elección en ese momento
el PAN hubiera ocupado un lejano segundo lugar.
Por el lado de Duarte, candidato
priista, existía el factor Fidel Herrera, “quien no sólo tenía una de las más
altas calificaciones, sino también un consenso aprobatorio casi en el tope de
la evaluación de mandatarios estatales en México.”
Tras investigaciones sobre opinión
pública encontraron que potenciales electores preferían un cambio en las
riendas del gobierno, crecía el grupo de
indecisos, coyuntura que abría oportunidad para conquistar votantes por
partidos diferentes al PRI.
Los electores distinguían “la alta
aprobación de FHB frente a un candidato Javier Duarte, que no tenía ni la
trayectoria, ni la experiencia, ni la capacidad del gobernador. Los electores
aprobaban al gobernador, pero esa aprobación no se heredaba a su candidato.”
Por ello fue que la estrategia en el
equipo de MAYL se enfocó a contrarrestar
capacidad y experiencia entre éste y JDO, quien por su juventud no satisfacía
inclusive ni a los tradicionales priistas veracruzanos.
Con el slogan de campaña “Yo me encargo” se resumía la
capacidad y experiencia del soledense y en la que se englobaba que todos los
problemas que se presentaran en un hipotético ejercicio de gobierno MAYL los
resolvería por sus capacidades demostradas.
Enfatizan los estrategas, con
experiencia en 35 procesos electorales en México, Centroamérica y Suramérica, que la campaña de Duarte “siempre tuvo una
comunicación vacilante, cambios de mensaje de temas de campaña, del rojo (color
asociado con el priismo) al blanco, y de los spots a los pocos días de salir al
aire.” No ha mejorado esa comunicación
vacilante.
“El área de mayor peligro en la
campaña era una contienda de Yunes
contra Herrera; en principio porque el segundo no estaba en la boleta
electoral, la evaluación ciudadana de Herrera era muy alta, y en tercer lugar,
por el factor personal de la confrontación que existía entre ambos personajes.”
Reconocen los consultores
metodológicos que MAYL durante toda la
campaña “fue un candidato disciplinado, consistente y congruente”.
Por estrategia en un spot
panista, un priista reconocía cualidades políticas del
gobernador, “decía que Fidel
Herrera era muy bueno pero que ya se
iba, y que entonces mejor votaría por Yunes, ya que Duarte no era Herrera.”
Calificado como error de campaña fue
que el PAN no solidificó un Coordinador
de campaña dado que a los pocos días de iniciada,
el primero de ellos (Alejandro “Pipo” Vázquez Cuevas) dejó el cargo –hay
quienes atribuyen este abandono a la capacidad negociadora de FHB- y que se eligió en verdadero Coordinador
panista el propio candidato MAYL.
Al concluir las campañas la contabilidad
electoral arrojó datos, de 55 a 60% de electores preferían un gobierno distinto
al PRI, de 40 a 45% que continuara; los datos oficiales arrojaron que JDO
obtuvo 43% MAYL 41% y DDR 13%. La mayoría de los veracruzanos prefirió la salida del PRI del gobierno estatal
Si se hubiera dado una declinación de
DDR a favor de MAYL, otra cosa sería Veracruz. La división de votos de la
oposición al PRI impidió un gobierno diferente. Javier Duarte de Ochoa no
existiría políticamente, ya lo hubiéramos olvidado los veracruzanos, su
presencia actual, debe reconocerlo el
priismo, inclusive nacional, se la debe
a la maniobra –en todas sus facetas- de Fidel Herrera, Fidel creó al monstruo
multicolor que se olvidó del rojo que lo hizo nacer.
En una de esas facetas se apunta “el
día de la jornada electoral estuvo plagado de irregularidades, tanto en el terreno
como en la instancia electoral que debía vigilar la legalidad de la elección;
incluso el programa preliminar de
resultados electorales “se cayó” cuando Yunes iba arriba, y volvió a “subir” la
página oficial del Instituto Electoral Veracruzano ya con una ventaja favorable
para Duarte.”
Concluyen
Ibinarriaga y Trad que la campaña del PRI excedió gastos de campaña,
tuvo poca legitimidad el árbitro electoral, tuvo una maquinaria electoral
apoyada desde el gobierno estatal, mantuvo contra MAYL una campaña de desprestigio negativa, omnipresente y costosa, manejó un
presupuesto que sobrepasó lo permitido por la ley.
“Ganamos la campaña…aunque el
resultado oficial haya sido que perdimos la elección.”
Por todo el trabajo político –con todo
lo que ello implica- desarrollado por Fidel Herrera, extraña a sus seguidores y
admiradores priistas veracruzanos, no
haya sido incluido hasta el momento- en
los cuadros de estrategias o grupos de tamaleros tricolores, no obstante que hace
unos meses le reconocían capacidad para maniobrar por la causa tricolor en el
norte del país.
Si durante 70 años el PRI se mantuvo
en el poder gracias a infinidad de triquiñuelas no es posible creer que ahora
Enrique Peña Nieto prescinda de priistas con las capacidades políticas
discutibles –según el cristal a través
del cual se mire- como Ruíz, Marín, Moreira, Herrera, etc.
¿Cuál será la estrategia, en qué momento de la
campaña presidencial reaparecerán?
En las campañas actuales de Diputados
y Senadores en Veracruz, ¿cuál es rol que están jugando Miguel Ángel Yunes y Fidel Herrera? ¿Continúa
la batalla? ¿Javier pactó ya con Miguel y olvidó a Fidel?
Interrogantes de la Pascua 2012.
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